TRUJILLO.- El pánico y la incertidumbre volvieron a
reinar ayer en las calles aledañas a La Hermelinda, mercado duramente golpeado
por la delincuencia. Resulta que un modesto padre de familia, dedicado a la
guardianía, falleció luego de ser acribillado sin compasión por dos sicarios
que descargaron toda su furia en él. La Policía ha identificado al agraviado
como Fidencio Santos Basilio Aguirre (39), y por lo que se supo, fueron siete
los disparos que acabaron con su vida. Además, los criminales dejaron herido a
su amigo, el dentista Stalin Alcántara, quien aún se encuentra internado en el
Regional.
El criminal hecho se produjo a las 12:10
del mediodía, en la cuadra 2 de la calle Pucará. En dicha arteria, en el predio
273, Alcántara administra un consultorio dental. Fue precisamente en el frontis
de este negocio donde ambos fueron acribillados.
Testigos del hecho relataron que Basilio
conversaba de lo más tranquilo con Alcántara cuando los criminales, que habían
estado merodeando la zona desde tempranas horas, se acercaron y abrieron fuego.
En la escena, la Policía halló en total
11 casquillos de bala, muestra de lo extremadamente violento que fue el
asesinato.
Basilio acabó al pie de la moto roja de
su amigo, en la que se había sentado mientras dialogaba con él; los siete
disparos le causaron la muerte en el acto. De nada sirvieron los intentos por
reanimarlo.
En tanto, Alcántara, con el brazo derecho
agujereado por dos proyectiles, cayó pesadamente sobre la vereda, aunque no
perdió el conocimiento. Herido y sangrando, fue llevado de inmediato al
Regional.
Fidencio Basilio Aguirre era vigilante en
el mercado “El Progreso”, que es parte de La Hermelinda; hacía sus rondas en
las noches, por lo que en las mañanas andaba libre. Los comerciantes que
contrataban sus servicios dijeron que era una persona tranquila, “que ni
siquiera ingería alcohol”. Además, era padre de un menor que cursa el tercero
de media en el colegio Marcial Acharán.
María Azucena Rey Agustín, su esposa,
tiene un puesto de venta de comida en la misma cuadra 2 de Pucará. Al
producirse el homicidio, ella se encontraba ahí precisamente, a unos 20 metros,
atendiendo a sus comensales.
“Media hora antes, me dijo que iría a
prestarle dinero a una señora de nombre Rosa, de su trabajo. Siempre le daban
préstamos y él pagaba puntual, por eso había solicitado otro para poder
comprarle una computadora a nuestro hijo. Hoy (ayer) en la tarde íbamos a ir al
centro a buscar”, relató la acongojada mujer.
María Rey comentó además que su esposo
volvió al puesto con buenas noticias. “Vino alegre a decirme que sí le habían
prestado la plata; luego se fue a ver a su amigo el dentista, y es cuando
conversaba con él que aquellos asesinos le dispararon”, añadió.
Tras escuchar la ráfaga, María se asomó a
ver qué había pasado, y entonces se encontró con que su esposo había sido
asesinado a balazos.
“Corrí a reanimarlo, pero ya estaba
muerto”, dijo, para luego añadir que Basilio era constantemente amenazado de
muerte.
“Por su mismo trabajo, le decían que iban
a matarlo; siempre me comentaba lo mismo, que lo amenazaban, por eso creo que
los delincuentes han cumplido por fin con su palabra”, puntualizó.
No obstante lo señalado por la viuda,
parientes de Stalin Alcántara, el dentista, comentaron que en realidad era a
este a quien buscaban los asesinos, pero un error de cálculo les habría hecho
apuntar sus armas a Basilio.
Aparte de administrar su consultorio
dental, Alcántara era presidente de la “Asociación de Propietarios del Mercado
El Progreso”.
“Hace tres meses asumió la presidencia y
desde entonces era amenazado de muerte por una mujer conocida como ‘Arpasi’,
una traficante de terrenos con la que tuvo un pleito. Ella juró matarlo porque,
y por lo visto, estuvo a punto de hacerlo, pero los homicidas se equivocaron y
asesinaron a su amigo, el vigilante”, comentó el padre del herido.
Por ahora, Alcántara continúa internado,
mientras que Basilio Aguirre es velado en su vivienda de Florencia de Mora,
donde su esposa y su niño no hacen otra cosa que llorar por su inesperada
partida. Ambos unieron sus voces para pedir la inmediata captura de los
criminales.
En cuanto a los sicarios, se sabe que
fueron dos y que habían estado en los alrededores a la espera de ejecutar el
crimen. “Se hicieron pasar como barrenderos, estaban con sus escobas y vestidos
como tal, así pasaron desapercibidos. Y luego huyeron en una moto lineal negra”,
comentó una comerciante del lugar.
La Policía aún busca a estos homicidas, e
investiga, al mismo tiempo, quién les pagó por el “trabajo”.
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