Extorsionó a más de 200 empresarios

TRUJILLO.- El 30 de mayo del 2010 fue el día que decidió la suerte de Segundo Samuel Correa Gamarra, ‘Paco’. Cayó domingo. Alrededor de las 11:30 a.m., agentes de la Divincri arrestaron a su sobrino, Samuel Smith Correa Salazar, ‘Piraña’, en un hotel de la avenida Tahuantinsuyo, en La Esperanza. Los uniformados atraparon a ‘Piraña’ con su amante, Roxana Isabel López Cruz, tras una tenaz persecución silenciosa que empezó varias horas antes.

Luego, a modo de estrategia, los llevaron a ambos a la casa de Lizbeth Nalaty Coloma Fernández, conviviente del hampón. Ya en el lugar, uno de los oficiales le mostró a Coloma las fotos de la intervención en el hotel. La muchacha montó en cólera. Su pareja había sido sorprendida con otra mujer, la había engañado, por lo que montó en cólera y permitió el ingreso de la Policía al inmueble.

Los efectivos encontraron ahí las numerosas calcomanías que usaba la banda de ‘Piraña’ y ‘Paco’ para identificar a los taxis, micros y combis que extorsionaban. Además, Coloma reveló que Roxana Cruz era la encargada de contactar a los transportistas y comerciantes para luego, bajo amenazas, exigirles el pago de cierta cantidad de dinero a cambio de no asesinarlos.

Las investigaciones posteriores descubrieron también que ‘Piraña’ y sus compinches robaban los carros para luego pedir rescate por ellos, coordinando siempre cada golpe con su tío, que entonces ya estaba en prisión.

Pero lo que terminó de hundir a los cabecillas de esta banda fue el hallazgo de un cuaderno con los nombres y otros datos personales de sus víctimas, aquellas personas que ya pagaban cuantiosas sumas de dinero para no morir y aquellas que aún se encontraban en la mira, transportistas en su mayoría, dueños de vehículos de servicio público.

Estaban ahí los movimientos que daban, sus rutinas diarias, cuántos hijos tenían, sus números, sus direcciones, todo.

Fuentes al interior del Ministerio Público señalaron que eran alrededor de 200 nombres, es decir, 200 transportistas extorsionados.

NOTABLE LABOR

Armado con estas pruebas (y con otras más que fueron igual de contundentes), el representante de la Fiscalía Provincial Mixta Corporativa de La Esperanza, Demóstenes Gonzáles Gálvez, solicitó 19 años de prisión para ‘Paco’ por los delitos de extorsión y asociación ilícita para delinquir.

No obstante, luego de un proceso que duró varios meses, el Poder Judicial dictó finalmente sentencia, y en vez de darle los 19 años pedidos, le dio 23 al delincuente. La lectura dejó satisfecho a Gonzáles Gálvez. Su labor se vio recompensada con creces, y gracias a ella, Correa Gamarra no saldrá de la cárcel en un tiempo bastante prolongado.

“Se ha comprobado su implicancia en delitos graves desarrollados en el distrito. De esta manera, el Ministerio Público despliega esfuerzos para frenar el accionar de las organizaciones delictivas dedicadas a la extorsión de unidades de transporte público en La Esperanza”, declaró el fiscal.

Cabe precisar, de otro lado, que la condena fue solo para Correa Gamarra. Su sobrino aún espera una para él.

EN LIMA

‘Paco’ escuchó la lectura de sentencia en el penal de Piedras Gordas, en Lima, adonde fue ‘lanchado’ para frenar sus delitos. ‘Piraña’ también está en Lima, aunque en el Castro Castro. Y la otra protagonista de esta historia, Lizbeth Nataly Coloma Fernández, no vivió para ver el destino de sus parientes.

Tiempo después de entregar en bandeja a ‘Piraña’, fue asesinada a balazos por un sicario. Ocurrió en agosto del 2011. Según lo informado entonces, Coloma Fernández se encontraba en el frontis de una casa vecina a la suya, conversando con dos hombres, cuando en eso apareció una mototaxi roja. De este vehículo descendió el asesino.

Tras bajar de la moto, el homicida se acercó corriendo a Coloma Fernández y le disparó, pero esa primera bala se incrustó en una de las ventanas del inmueble. Al saberse en peligro, Coloma intentó correr para ponerse a salvo. Entonces el individuo jaló otra vez del gatillo, pero tampoco le dio.

Su mala puntería casi le obliga a marcharse del lugar sin haber cumplido con el trabajo que se le había encomendado, pero algo sucedió de pronto. Resulta que Coloma, al correr, resbaló y cayó de cabeza al piso. El duro golpe en su cráneo la dejó aturdida.

Fue ahí cuando el cruel hombre la mató. Aprovechando las circunstancias, le disparó a Coloma Fernández sin piedad. La chica estaba en el piso, casi inconsciente, sin posibilidad de seguir luchando por su vida, cuando tres balas penetraron su piel y la dejaron al borde de la muerte.

Fue evacuada de inmediato por su familia al Regional, pero la suerte estaba echada para la joven. Cuando los médicos de ese nosocomio la examinaron, se limitaron a informar que ya era un cadáver. Había muerto en el camino.