TRUJILLO.- Siete cortes profundos en el
cuello acabaron el domingo con la vida de un entrenador de fútbol de la primera
división de El Porvenir. Los asesinos fueron dos desalmados delincuentes que no
dudaron en clavarle sus filosas armas para despojarlo de su billetera.
Tan cruento episodio se produjo a
las 4:30 a.m., en la cuadra 19 de la avenida Sánchez Carrión, en El Porvenir,
cuando el agraviado, de nombre Jaime Fernando Pérez Martínez, de 41 años, se
dirigía a su domicilio, tras haber pasado la noche en una fiesta.
A Pérez le decían ‘Bianchi’ y
dirigía a la escuadra de “La Huaca”, equipo con el que disputaba el torneo de
primera en el distrito del calzado. El sábado en la mañana jugó uno de sus
últimos partidos. Y lo ganó: sus dirigidos le metieron una tanda de cinco goles
a cero al rival de turno.
Horas después, ese mismo día, enfrentó
a otra escuadra, pero esta vez con “La Bombonera”, equipo de segunda que
también estaba bajo su mando. Y volvió a ganar, incluso con un marcador más
abultado que el primero: 7 - 0.
Luego de ganar el segundo
encuentro, Pérez regresó a su domicilio en la cuadra 11 de la calle Los
Ángeles, y contento por los dos triunfos de la mañana, le dijo a sus parientes
que asistiría a una fiesta.
“Estaba feliz porque había
ganado, regresó a la casa como a las cinco de la tarde y nos contó con mucho
entusiasmo que había goleado en los dos partidos. Pero solo estuvo un momento
con nosotros; en realidad solo vino a ducharse y cambiarse de ropa porque ese
mismo día era el cumpleaños del presidente de ‘La Huaca’, en La Esperanza, y
había sido invitado”, contó Salvador Lezcano Manrique, su cuñado.
Una vez listo, Pérez volvió a
salir del inmueble diciendo que estaría de regreso en la madrugada, pero esa
sería la última vez que Carmen, su hermana, escucharía su voz. Al día
siguiente, a las 4:10 a.m., fue vilmente acuchillado por unos ladrones que lo
interceptaron para robarle su billetera. La cobarde y enfurecida agresión se
produjo cuando al agraviado le faltaba apenas media cuadra para llegar a su
domicilio.
Sobre lo sucedido, testigos del
hecho relataron que los ladrones se le fueron encima a Pérez con la sola
intención de despojarlo de sus bienes de valor. Sorprendido, el desafortunado
entrenador, envalentonado quizá por los tragos de más que había ingerido,
decidió defenderse de los criminales, pero hacerlo terminaría costándole
sumamente caro.
Superado en número, fue
rápidamente reducido a golpes; luego ambos homicidas extrajeron los cuchillos
que ocultaban entre sus prendas y se los clavaron en el cuello.
En total los homicidas le hicieron
siete cortes a Pérez; actuaron con un salvajismo tan extremo que le cercenaron
la yugular y la sangre brotó como un chorro incontrolable sobre la arena.
Además le hundieron las armas a
ambos lados del cuerpo. Pérez falleció ahí mismo, desangrado.
Tras ejecutar el crimen, los
ladrones se hicieron por fin de la billetera y se largaron corriendo. Pérez, en
tanto, quedó recostado junto a una piedra, ya muerto. Su familia se enteró de
lo ocurrido unos 10 minutos después, por boca de una vecina que corrió a
avisarles.
“Ella nos dijo que había sido
asaltado por unos ladrones y que le habían hecho varios cortes en la cara, por
lo que necesitaba ayuda; fuimos rápidamente a verlo, pero al llegar encontramos
que ya estaba muerto; le toqué las manos y estaban frías”, contó Lezcano
Manrique.
Los restos de Jaime Fernando
Pérez Martínez fueron internados luego de la morgue, y al cierre de esta
edición, venían siendo velados en su domicilio. Su familia lo recordó como una
persona sin vicios, dedicada al deporte. Pérez era también perfilador de
calzado.
Sus allegados no dudaron en pedirle a la Policía el inmediato arresto
de los asesinos. “No puede ser posible que ni estando cerca de nuestras
viviendas estemos seguros; hoy le ha tocado a Jaime, mañana podría ser cualquier
de nosotros. La delincuencia no tiene cuándo acabar”, puntualizó Juan Carlos,
su hermano.
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