LA LIBERTAD.- Indignado por los constantes asaltos perpetrados en su localidad, un comerciante del rubro ganadero acabó esta madrugada a tiros con la vida de un avezado delincuente al que sorprendió robándole sus animales.
El hombre de negocios, propietario de un establo, hizo uso del arma de fuego que solía usar para defenderse del crimen organizado.
Se trata de Fernando Callao Risco, de 24 años, quien por esas incongruencias de las leyes peruanas, se encuentra ahora bajo custodia policial. El hecho ocurrió a las 3:10 a.m., en el asentamiento humano de Cahuachi, en Pacanga, Chepén.
Callao dormía tranquilo en su domicilio cuando unos ruidos extraños en el corral lo despertaron.
Aunque al principio pensó que quizá eran los mismos animales, luego la bulla se hizo más intensa, por lo que decidió ir a ver qué ocurría, pero antes fue por su arma, un revólver calibre 38.
Al salir, encendió la luz y alcanzó a ver al ladrón corriendo, tratando de esconderse entre sus vacas. Por miedo a que el extraño aquel lo mate, Callao se aventuró a efectuar el primer el disparo. Y lo hizo casi a ciegas, guiado más por el instinto de supervivencia que por maldad o por cálculo, pero aún así le atinó al primer intento.
En efecto, en su primer disparo, Callao consiguió herir de muerte al facineroso. Fue tal su puntería que la bala se le incrustó en el pecho al ladrón y lo dejó malherido. Falleció al cabo de unos minutos, tendido en medio del ganado. Sus restos fueron internados luego en la morgue, y hasta el cierre de esta edición se desconocía su identidad.
Callao, de otro lado, fue puesto bajo custodia policial. Si bien es cierto actuó para salvaguardar su propiedad, el argumento de la “defensa propia” no le favorecería, pues para que este se aplique el ladrón debió haber estado también armado. Pero no se le halló pistola alguna al fallecido.
Por su parte, el coronel Róger Torres Mendoza, jefe de la III Dirtepol, adujo que esta modalidad de robo es recurrente en la zona. “Entra uno de los delincuentes al predio y luego de ver lo que hay, avisa a sus compinches que están en la calle. El año pasado ocurrió un caso similar, pero este sí llegó a concretarse, incluso amarraron a toda una familia”, explicó.
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