LA LIBERTAD.- Salir a divertirse sanamente a una fiesta de un familiar al que le habían invitado fue fatal para un joven vigilante que murió a manos de dos delincuentes que no dudaron en dispararle dos balazos en la cabeza.
El hecho de sangre que conmueve una vez más al distrito de Casa Grande, se produjo en las primeras horas de ayer domingo cuando Arnaldo Jara Vásquez (22) se encontraba departiendo con amistades en una fiesta realizada en la calle Miguel Arriaga.
Las agujas del reloj marcaban cerca de las 6 de la mañana. A esa hora, cuando ya había poca gente, la víctima tuvo necesidad de salir del toldo que se había instalado en plena calle, para hacer sus necesidades fisiológicas.
Según algunos testigos, dos sujetos se le acercaron y comenzaron a forcejear, en un intento por quitarle el celular. Uno de ellos se acercó por detrás y le disparó dos balazos que le impactaron en la cabeza para luego huir cobardemente.
Su muerte fue prácticamente instantánea y a pesar de que su padre Javier Ricardo Jara Quispe (47) lo trasladó de emergencia al Hospital de Casa Grande, llegó cadáver.
SE DESPIDIO DE SU MADRE
En su casa, ubicada en la avenida Trujillo, Manzana A Lote 8 del Barrio Chicago, solamente hay llanto y dolor. Es que sus padres y su hermana aún no pueden digerir su temprana y violenta desaparición.
“Por qué le hicieron esto a mi hijo, por qué lo mataron. El era un buen muchacho, sano y dedicado a su familia y trabajo”, señaló entre lágrimas su progenitora Santos Teodora Vásquez García (43), al mismo tiempo de ver una fotografía de su engreído.
Según señala su madre, la joven víctima, que trabajaba desde hace tres años como vigilante en la empresa agroindustrial de Casa Grande, pasó el sábado muy tranquilo, inclusive, cuentan sus amigos de barrio que salió a jugar fulbito como todos los sábados sin presagiar que sería el último de su vida.
“Ayer (sábado), mi hijo salió con su padre a eso de las 9 de la noche a una fiesta en Casa Grande a donde nos habían invitado, era el aniversario de unos amigos y sus hijos habían venido desde Chile para celebrarlo a lo grande. Yo no pude ir porque estoy mal con el pie, solamente se fueron mi esposo y mi hijo”, agregó la madre.
Luego prosiguió: “cerca de las 6 de la mañana mi hija recibe una llamada de mi esposo donde nos cuenta todo. No lo pude creer. Por qué Dios mío, por qué a mi hijo si él es un muchacho sano”.
Por su parte, su hermana Cintia, exige a la policía la captura de los asesinos. “la muerte de mi hermano no puede quedar impune, exigimos a las autoridades a que capturen al criminal, ellos saben quien ha sido y esperamos que se haga justicia”.
POLICÍA INVESTIGA
Como ya habíamos indicado, el crimen se produjo en la calle Miguel Arriaga, a escasas cinco cuadras de la comisaría de Casa Grande. En aquella artería, los dueños de la fiesta mandaron colocar un enorme toldo en la pista, al frente de su vivienda donde la noche del sábado se congregó mucha gente.
La cerveza iba y venía a cada momento y la felicidad era el factor común de la reunión, sin imaginarse que todo iba a terminar en una tragedia.
A espaldas del toldo y cerca a un muro de barro se puede apreciar claramente las manchas de sangre aún frescas del joven vigilante.
La policía, conjuntamente con el fiscal de turno, llegaron a la morgue de Ascope hasta donde fue llevado el cadáver para la autopsia de ley.
De acuerdo a testigos del crimen, uno de los asesinos sería un sujeto apodado “Muelón”, que vive en La Esperanza y que llega todos los fines de semana a Casa Grande a visitar a una de sus mujeres.
Con este dato importante, la policía está tras los pasos de este sujeto, quien acabó con la vida de un joven que además, estaba estudiando maquinaria pesada en un instituto privado.
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