Asesinado era extorsionador

TRUJILLO.- Según los vecinos del sector Túpac Amaru, en El Porvenir, Anthony Michel Aguirre García, el joven asesinado ayer de dos balazos, no tenía nada de santo. A sus 19 años, este muchacho se había convertido en una pesadilla para ellos. Hace algunos meses, empezó a pedirles dinero a cambio de no hacerles daño.

Aunque no era miembro de una banda conocida, Aguirre incursionó, pues, en el negocio de moda en Trujillo: la extorsión. Tal es así que una de sus víctimas fue Candy Norma Mariños Zavaleta, una joven madre de familia que atravesó duros momentos de angustia cuando el individuo en cuestión llamó a su puerta para pedirle 100 soles, de lo contrario, volvería al día siguiente para tomar represalias.

“Me dijo que le dé esa cantidad de dinero, pero, en honor a la verdad, ni mi esposo ni yo ganamos lo suficiente para pagarle. Tocó y de frente me pidió la plata. Lo hizo dos veces, y dejó de hacerlo porque lo denuncié ante la Policía”, comentó la modesta mujer, con su niña recién nacida en brazos.

En efecto, Candy acusó a su vecino en la comisaría de Winchanzao, cuyos agentes procedieron a la intervención; no obstante, Aguirre fue soltado pocas horas después debido a que no había mayores pruebas en su contra.

“Me dijeron que como no le había dado los 100 soles, y como no había dejado una carta o enviado un mensaje de texto que pruebe el delito, lo tenían que liberar. Pero sí vino a amenazarme, me dijo que iba a golpearme si no le pagaba y que iba a romper las ventanas de mi casa y la puerta”, añadió la muchacha.

Desde entonces, Candy vivió con miedo, creía que, por la denuncia, Aguirre podía cobrar venganza, por eso tomó sus precauciones, aunque no pasó mucho tiempo hasta que alguien más lo asesinó a tiros.

PROBLEMAS CONTÍNUOS

Cabe precisar que Candy Mariños no fue la única persona a la que Aguirre García amenazó para hacerse de dinero fácil. Hubo más, pero no se atrevieron a denunciarlo por las represalias que podían caer sobre ellos.

Sin embargo, hubo quienes sí se le enfrentaron abiertamente, incluso se le fueron encima a golpes.

“Hace un par de meses, por ejemplo, se peleó con un chico que vive por aquí cerca nomás, en la otra cuadra, quizá por eso es que lo han matado, pero realmente no sabemos. Lo que sí podemos asegurar es que tenía muchos problemas con la gente. Estaba malcriado. Amenazaba a los vecinos y les pedía plata… para su vicio”, contó otro morador de la zona.

En resumidas cuentas, Aguirre se ganó varios enemigos de esa manera. Es más, ya una vez habían intentado matarlo, también a tiros, pero sobrevivió de milagro. A raíz de ese episodio, su familia resolvió mudarse, dejar para siempre aquella zona e irse, aunque él siempre regresaba a su antiguo barrio, pero para buscarse problemas.

SICARIOS

Tal parece, pues, que la suerte estaba echada para Aguirre. Era cuestión de tiempo para que alguien (algunas de sus víctimas quizá, eso aún no ha podido determinarse) deje de lado los insultos y los golpes para apelar esta vez a la pólvora y a las balas, y acabar así con él, de una vez por todas.

El asesinato ocurrió a las 8:30 p.m. del domingo, en la manzana 5 del alejado sector de Túpac Amaru. Según lo reportado ayer, este muchacho, a quien se le conocía simplemente como Tony, apareció en la zona con evidentes signos de ebriedad.

Una vez ahí, saludó a sus viejos compañeros de barrio y entró al pequeño restaurante de su ex vecino Orlando Zavaleta.

“Me pidió un arroz chaufa y se sentó. Estaba un poco ebrio, pero tranquilo. Él ya estaba terminando de cenar cuando escuché dos disparos. Al salir, porque yo estaba en la cocina, lo vi tendido en el suelo, ensangrentado”, recuerda Zavaleta.

Testigos del hecho contaron después que fueron dos jóvenes encapuchados los homicidas, que escaparon en un auto estacionado no muy lejos de la escena del crimen.

Ambos maleantes se aproximaron a Aguirre García por la espalda y jalaron del gatillo apuntándole a la cabeza y la espalda.

Tras el salvaje atentado, el herido fue llevado por Serenazgo al hospital Regional, pero falleció en el camino. Por el modo como fue ejecutado, la Policía ha catalogado el caso como una severa venganza, aunque falta hallar a los responsables.

Los restos de Aguirre fueron internados después en la morgue para la autopsia. Según se supo, sus padres lo reclamaron ayer por la tarde, en medio de un desgarrador llanto. Deja una niña de un año de nacida.