TRUJILLO.- En poder de la Policía cayó
ayer un peligroso delincuente acusado de matar, junto a su cómplice, a un niño
de solo 13 años, durante el feroz asalto a un almacén de chatarra por La
Esperanza. Se trata de Anthony Honores Lavado (20), a quien las fuerzas del orden
arrestaron cuando se encontraba a una cuadra de su domicilio, en el Alto
Mochica. Honores Lavado fue reconocido plenamente por el padre del menor, Lino
Layza Baca (42), testigo principal del caso.
Layza Baca presenció el despiadado
crimen, ocurrido el 27 de septiembre del 2013. Fue un viernes; eran las 8:30
a.m. cuando Layza y su hijo, de nombre Klinton, fueron sorprendidos en el
almacén por Honores y otro delincuente más. Los criminales encañonaron a Layza
para despojarlo del dinero que supuestamente guardaba en sus bolsillos.
“Nosotros nos dedicamos al reciclaje, y
en ese local, que queda cerca de nuestra casa, recibíamos la chatarra. Mi hijo
trabajaba siempre conmigo, sabía mucho del negocio, incluso más que yo, y su
sueño era ser empresario”, dijo aquella vez el angustiado papá.
En cuanto los facinerosos apuntaron con
sus armas a Layza, el menor, que hasta ese momento había estado a unos quince
metros, seleccionando la chatarra, empuñó un palo y fue tras ellos para
enfrentárseles. Su intención era defender a su padre de aquellos hombres con
pistolas. Sin embargo, hacer esto terminaría costándole la vida. Uno de los
criminales le apuntó y jaló del gatillo.
La bala le perforó a Clinton el lado
derecho del estómago y lo dejó malherido. Layza corrió hacia él para intentar
reanimarlo, pero lo encontró débil, al borde ya de la muerte.
“Solo dijo que le dolía bastante,
después perdió el conocimiento. Enseguida lo llevamos al Hospital Regional,
pero falleció en el camino. Los médicos nos dijeron que había llegado cadáver”,
añadió.
Días después, Lino Layza identificó a
uno de los homicidas en el álbum fotográfico de la Policía, y desde entonces
los agentes han estado tras sus pasos. Por lo que se sabe, luego del asesinato,
Honores estuvo prófugo, pero luego, confiado quizá en que ya su caso había
prescrito, volvió a aparecerse por su barrio.
Y ayer, finalmente, fue arrestado.
Sobre él pesaba una orden de detención preliminar dictada por el Poder
Judicial. La familia del menor espera una severa condena para él.
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