Asesinado a balazos era delincuente

TRUJILLO.- Nuevas hipótesis van surgiendo en torno al asesinato de Evelio Pereda León (24), el joven acribillado el último fin se semana en La Esperanza. Según precisaron fuentes al interior de la PNP, Pereda habría sido un miembro más de “La Jauría”, peligrosa organización criminal dedicada al cobro de cupos en La Esperanza, y que se disputa a muerte el dominio territorial de ese distrito con “Los Malditos del Triunfo”, de “Paco”.

Como tal, Evelio Pereda habría recibido la orden de asesinar a Félix Alzamoro Chigne, de 57 años, chofer del colectivo de placa AOS 636, de la empresa Moderno Express. Llevó a cabo el trabajo a las 9:50 p.m. del viernes.

Para ello, fingió ser un pasajero más y abordó el carro de Alzamoro en un lugar de La Esperanza aún no precisado; poco después, cuando ya no quedaba casi nadie dentro del vehículo, puso en marcha su plan.

Le dijo al conductor que pare en la esquina de la avenida Indoamérica con la calle Malabrigo, puesto que ahí pensaba bajarse. Cuando Alzamoro frenó, Pereda abrió la puerta, descendió y se acercó a su ventana, y en lugar de darle el pasaje debido, le metió tres disparos que lo dejaron grave.

Los proyectiles alcanzaron a Alzamoro en distintas partes del cuerpo, y aunque perdió mucha sangre, se sabe que sobreviviró al brutal ataque. Tal parece que las balas no le dieron en órganos vitales.

Pereda, por su parte, escapó corriendo del lugar haciendo varios disparos hacia el vehículo, intimidando así a la gente para que no lo sigan.

LA REVANCHA

Según la misma hipótesis, horas más tarde vino la venganza en contra de Evelio Pereda León. A eso de las 11:20 p.m., cuando se encontraba frente al inmueble 14 de la manzana 10 del asentamiento humano Alberto Fujimori Fujimori, fue acribillado sin piedad y a quemarropa por cuatro individuos.

Los criminales llegaron al lugar a bordo de un Tico amarillo y sorprendieron a Pereda cuando tomaba cerveza con un grupo de amigos. Estaba totalmente distraído, ajeno a lo que ocurría de espaldas a él.

Nada pudo hacer para salvarse. En total fueron 11 balazos los que acabaron con su vida en menos de lo que dura un pestañeo.

Tras ejecutarlo, los homicidas escaparon en el mismo carro en el que habían llegado, dejando un alboroto atrás de ellos.

En la escena, los agentes de Criminalística encontraron 21 casquillos de bala, además de la enorme cantidad de sangre derramada por el cadáver, lo que deja al descubierto la brutalidad del enfurecido ataque criminal.

Pereda León fue conducido de inmediato al Regional por sus allegados, pero los médicos de ese hospital se limitaron a decir que estaba muerto.

ERA TRABAJADOR

En contra de la versión que viene investigando la Policía, la familia del finado declaró que él no era ningún delincuente, y que, al contrario, se dedicaba a trabajar para una service de telefonía, aunque desde hacía algún tiempo que no lo hacía.

“Era un trabajo eventual, y últimamente no estaba yendo por exceso de gente. Pero el ingeniero con el que trabajaba le dijo que en estas semanas iba a llamarlo de nuevo. De modo que estaba a la espera para volver”, contó Francisco Pereda, su hermano mayor.

Francisco dijo además que al morir los padres de ambos, fue él quien asumió la responsabilidad de criar a Evelio.

“Quedamos huérfanos cuando él era aún un niño, y desde entonces quedó bajo mi responsabilidad. Siempre trató de orientarlo. Le decía que no se meta en problemas, por eso no creo que haya sido tal y como dice la policía”, sostuvo, para luego pedir una rigurosa investigación que permita dar con los asesinos.

Evelio Pereda León viene siendo velado en su domicilio de la manzana M14 del asentamiento humano Virgen del Socorro.