6/15/2014


LA LIBERTAD.- Intentar frustrar el robo del vehículo que estaba en la cochera y reconocer a los criminales le costó la vida al guardián del colegio “Sagrados Corazones” quien además trabajó en la Municipalidad de Puente Virú.

Para silenciarlo y evitar que los acuse ante la justicia, empuñaron dos fierros de construcción y le partieron la cabeza y también los brazos con los que trató en vano de protegerse.

Sobre la identidad de los hampones se sabe que son tres jóvenes que viven en el mismo pueblo y que hace 15 días asaltaron otro colegio de donde se llevaron todas las computadoras.

Después de inspeccionar durante seis horas la escena del crimen y todos los ambientes del colegio “Sagrados Corazones” ubicado en la propiedad N° 356 de la avenida Virú en el poblado del mismo nombre, la policía y la fiscalía recrearon paso a paso el feroz ataque que acabó con la vida de Francisco Lázaro Mozo Olivares (53).

“Mocito”, como lo llamaban de cariño tanto los escolares como los padres de familia, trabajaba de guardián desde la fundación del colegio, hace ya siete años. Se había ganado la confianza del propietario y la directora a tal punto que le dieron un lugar donde descansar por las noches.

El martes, como de costumbre, cumplía con su misión cuando extraños ruidos en el primer piso lo obligaron a sacar su cuerpo de la cama cuando el reloj marcó las 3 de la madrugada.

Sin más arma que sus manos y en silencio bajó pos escaleras y sorprendió a tres hampones que forcejeaban las puertas del colectivo modelo station wagon color plomo de placa A3U 621 que estaba en la cochera.

Al descubrir el robo, trató de regresar tras sus pasos para pedir ayuda, pero los delincuentes a quienes duplicaba en edad se dieron cuenta de su presencia y se lo impidieron. 

Francisco Lázaro Mozo Olivares trató de defenderse como pudo y se sacó la correa con la que empezó a golpearlos mientras les exigía que se fueran porque ya los había reconocido. Este detalle explica el ensañamiento con el que lo asesinaron.

Pero los criminales no estaban dispuestos a irse con las manos vacías y menos a ser denunciados, entonces cogieron dos fierros de construcción y lo rodearon mientras lo golpeaban sin piedad.

El guardián trató de protegerse de los salvajes golpes y en su intento el fierro le rompió el brazo derecho provocándole una hemorragia que rápidamente tiñó con sangre el piso.
Dando alaridos de cansancio y dolor, Mozo Olivares subió las escaleras como pudo y entró en su habitación. Era su último intento por salvarse.
Los hampones fueron tras él y al costado de su cama volvieron a pelear. Esta vez trató de defenderse con una escoba, pero todo fue en vano.
Cuando estaba a punto de salir del cuarto y escapar, recibió seis fierrazos en la cabeza que lo hicieron desplomarse y caer muerto por las escaleras que conducen al segundo piso.
A pesar de verlo sin vida, los asesinos no se inmutaron y si bien decidieron ya no robar el auto, sí se llevaron la máscara de la radio y un viejo procesador de computadora. Con este botín treparon la pared trasera del colegio, el lugar por el que entraron, y escaparon por un descampado donde ayer todavía se notaban sus huellas.

MACABRO HALLAZGO
Al las 7 de la mañana de ayer, los alumnos de primaria y sus padres empezaron a llegar al colegio, pero extrañamente el portón estaba cerrado y por ningún lado de se veía al cordial “Mocito”.

Los minutos pasaron hasta que llegó el dueño de la institución educativa y director, Carlos Luna Victoria Huamán, quien finalmente abrió las puertas. Detrás ingresaron algunos escolares.

Llamó insistentemente a Francisco Lázaro Mozo Olivares, pero no halló respuesta hasta que en las escaleras que llevan al segundo piso lo encontró muerto en medio de una escena de horror.

Uno a uno fueron llegando al colegio los deudos, entre ellos su anciano padre Lorenzo Mozo Sánchez (79) y su hermana Natividad Mozo Olivares, quienes estallaron en llanto al recibir la noticia.

“Mi hermano trabajaba en este colegio desde hace mucho tiempo. Con lo que ganaba mantenía a su hijo de 7 años. Hasta ahora no sabemos por qué le han hecho esto, tampoco sabemos quienes fueron”, dijo Natividad mientras sostenía a su padre.

Entre lágrimas contaron también que Francisco Lázaro Mozo Olivares trabajó hace algunos años en el área de Limpieza Pública de la Municipalidad de Puente Virú donde también era muy estimado.

Minutos antes de la 1 de la tarde, el cadáver fue retirado del colegio y detrás avanzaron sus deudos quienes pidieron ayuda a las autoridades porque no tienen dinero para darle el último adiós. (Satélite)

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