LA LIBERTAD.- Intentar frustrar el robo del vehículo que estaba en la
cochera y reconocer a los criminales le costó la vida al guardián del colegio
“Sagrados Corazones” quien además trabajó en la Municipalidad de Puente Virú.
Para silenciarlo y evitar que los acuse ante la justicia,
empuñaron dos fierros de construcción y le partieron la cabeza y también los
brazos con los que trató en vano de protegerse.
Sobre la identidad de los hampones se sabe que son tres
jóvenes que viven en el mismo pueblo y que hace 15 días asaltaron otro colegio
de donde se llevaron todas las computadoras.
Después de inspeccionar durante seis horas la escena del
crimen y todos los ambientes del colegio “Sagrados Corazones” ubicado en la
propiedad N° 356 de la avenida Virú en el poblado del mismo nombre, la policía
y la fiscalía recrearon paso a paso el feroz ataque que acabó con la vida de
Francisco Lázaro Mozo Olivares (53).
“Mocito”, como lo llamaban de cariño tanto los escolares
como los padres de familia, trabajaba de guardián desde la fundación del
colegio, hace ya siete años. Se había ganado la confianza del propietario y la
directora a tal punto que le dieron un lugar donde descansar por las noches.
El martes, como de costumbre, cumplía con su misión cuando
extraños ruidos en el primer piso lo obligaron a sacar su cuerpo de la cama
cuando el reloj marcó las 3 de la madrugada.
Sin más arma que sus manos y en silencio bajó pos escaleras
y sorprendió a tres hampones que forcejeaban las puertas del colectivo modelo
station wagon color plomo de placa A3U 621 que estaba en la cochera.
Al descubrir el robo, trató de regresar tras sus pasos para
pedir ayuda, pero los delincuentes a quienes duplicaba en edad se dieron cuenta
de su presencia y se lo impidieron.
Francisco Lázaro Mozo Olivares trató de defenderse como pudo
y se sacó la correa con la que empezó a golpearlos mientras les exigía que se
fueran porque ya los había reconocido. Este detalle explica el ensañamiento con
el que lo asesinaron.
Pero los criminales no estaban dispuestos a irse con las
manos vacías y menos a ser denunciados, entonces cogieron dos fierros de
construcción y lo rodearon mientras lo golpeaban sin piedad.
El guardián trató de protegerse de los salvajes golpes y en
su intento el fierro le rompió el brazo derecho provocándole una hemorragia que
rápidamente tiñó con sangre el piso.
Dando alaridos de cansancio y dolor, Mozo Olivares subió las
escaleras como pudo y entró en su habitación. Era su último intento por
salvarse.
Los hampones fueron tras él y al costado de su cama
volvieron a pelear. Esta vez trató de defenderse con una escoba, pero todo fue
en vano.
Cuando estaba a punto de salir del cuarto y escapar, recibió
seis fierrazos en la cabeza que lo hicieron desplomarse y caer muerto por las
escaleras que conducen al segundo piso.
A pesar de verlo sin vida, los asesinos no se inmutaron y si
bien decidieron ya no robar el auto, sí se llevaron la máscara de la radio y un
viejo procesador de computadora. Con este botín treparon la pared trasera del
colegio, el lugar por el que entraron, y escaparon por un descampado donde ayer
todavía se notaban sus huellas.
MACABRO HALLAZGO
Al las 7 de la mañana de ayer, los alumnos de primaria y sus
padres empezaron a llegar al colegio, pero extrañamente el portón estaba
cerrado y por ningún lado de se veía al cordial “Mocito”.
Los minutos pasaron hasta que llegó el dueño de la
institución educativa y director, Carlos Luna Victoria Huamán, quien finalmente
abrió las puertas. Detrás ingresaron algunos escolares.
Llamó insistentemente a Francisco Lázaro Mozo Olivares, pero
no halló respuesta hasta que en las escaleras que llevan al segundo piso lo
encontró muerto en medio de una escena de horror.
Uno a uno fueron llegando al colegio los deudos, entre ellos
su anciano padre Lorenzo Mozo Sánchez (79) y su hermana Natividad Mozo
Olivares, quienes estallaron en llanto al recibir la noticia.
“Mi hermano trabajaba en este colegio desde hace mucho
tiempo. Con lo que ganaba mantenía a su hijo de 7 años. Hasta ahora no sabemos
por qué le han hecho esto, tampoco sabemos quienes fueron”, dijo Natividad
mientras sostenía a su padre.
Entre lágrimas contaron también que Francisco Lázaro Mozo
Olivares trabajó hace algunos años en el área de Limpieza Pública de la
Municipalidad de Puente Virú donde también era muy estimado.
Minutos antes de la 1 de la tarde, el cadáver fue retirado
del colegio y detrás avanzaron sus deudos quienes pidieron ayuda a las
autoridades porque no tienen dinero para darle el último adiós. (Satélite)
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