TRUJILLO.- Acabó la búsqueda del
criminal de 25 años que de un balazo en la cabeza mató a su propia hermana, la
mujer que lo crió desde niño, que le dio de comer y que le prestó una
habitación para vivir.
Anoche, la policía lo
atrapó cuando caminaba despreocupado por las calles de Los Granados de la mano
de su sobrina de 20 años a quien presuntamente secuestró.
Ambos salían de cenar en un
restaurante y regresaban al hotel donde pasaron la noche. Ahí iban a esperar la
madrugada de hoy para embarcarse en un bus y así escapar a algún rincón de
Julcán.
¿CÓMPLICES?
A las 7 y 45 de la noche,
la suerte se le acabó a Bagner Rufino Olivares Goicochea. Caminaba por la cuadra 4 de
la calle Llanos Zapata, cerca del parque Copérnico de Los Granados, cuando los
detectives del Departamento de Investigación Criminal Este de El Porvenir le
echaron el guante.
Así, en tiempo récord y sin
hacer un solo disparo, resolvieron el caso, atraparon al fratricida y liberaron
a Santos Maleny Olivares Gamboa, de 20 años, su sobrina, de quien el matón
estaba enamorado y por quien disparó contra su propia hermana Eloisa Inés
Olivares Goicochea, quién murió hoy a las 5 de la madrugada en el hospital
Regional.
Sin embargo, un detalle
llamó la atención de los detectives al momento de detenerlos. Y es que Bagner y
Maleny caminaban de la mano y se dirigían al hotel donde habían pasado la noche
después del ataque.
Al ser interrogados, la
muchacha dijo que Bagner, su tío, la obligó a sostener relaciones sexuales;
mientras que él asegura que son pareja desde hace 5 años y que incluso cuando
estaban escondidos en el hotel tuvieron intimidad.
Lo cierto es que la
tranquilidad con la que ambos fueron sorprendidos ha dejado dudas y la
investigación debería ampliarse a fin de determinar si acaso ambos son
cómplices o planificaron el asesinato de Eloisa Inés Olivares.
¡POR DIOS, UN MILAGRO!
En cuanto a la salud de
Eloisa Inés Olivares Goicochea, esta mañana falleció producto de la grave
lesión que le ocasionó el balazo en la cabeza. Hasta anoche, ella seguia
tendida en la unica cama que hay dentro de la Unidad de Reanimación
Cardiopulmonar del hospital Regional.
Tenía una venda en la
cabeza que lucia manchada por la sangre que brotaba de los orificios por donde
entró y salió la bala, y tomaba bocanadas de aire con ayuda del respirador
artificial.
Sus familiares la miraban
desde afuera con tristeza mientras el sinfín de intravenosas hincando sus manos
y brazos les recordaba que sólo un milagro la salvaría. Y el milagro no
ocurrió.
En efecto, el episodio de
violencia que acabo con la vida de esta mujer de 42 años es digna de una
película de terror: Tuvo como escenario su casa de Villa Paraíso en El Porvenir
y como agresor nada menos que a su hermano menor, el muchacho de 25 años al que
crió desde niño como si fuera su hijo.
Todo empezó el martes por
la mañana cuando Eloisa Inés Olivares conversaba con su sobrina Santos Maleny
Olivares Gamboa, de 20 años, quien había llegado desde Julcán hace dos meses.
En medio de las lágrimas,
la muchacha le confesó que desde hace varios días era acosada por un hombre tan
joven como ella quien le exigía sostener relaciones sexuales.
Cuando preguntó por la
identidad del acosador, se quedó perpleja; era nada menos que su hermano Bagner
Rufino Olivares Goicochea quien a su vez es tío de Maleny.
Enfurecida por el
atrevimiento de su hermano menor, le reclamó y le prohibió que se le acerque.
“¡Es tu sobrina, no lo entiendes, esa relación está prohibida. Si no la deja en
paz me la llevaré a Julcán!”, le espetó con severidad.
Bagner, quien a inicios de
mayo había cumplido 25 años, le dio la espalda y salió de la casa mostrando su
rechazo a la advertencia.
Por la tarde, Eloisa Inés
Olivares le volvió a aconsejar que deje en paz a su sobrina Maleny. Bagner, la escuchó y
después se encerró en la habitación que ocupaba desde hace tres años, tiempo
durante el cual le ayudó al esposo de su hermana en la fabricación de ladrillo.
Todos creyeron que iba a
reflexionar en la oscuridad de esas cuatro paredes, pero lo que en realidad
hizo es planear el secuestro de su sobrina. Entonces, sacó la pistola que
guardaba debajo de la cama…
¡FRATRICIDA!
Las agujas del reloj
marcaron la medianoche y en la casa de la Mz. G Lt. 6 de Villa Paraíso estaba
por desatarse el infierno.
Dentro, conversaban Eloisa
Inés Olivares, su esposo Eulogio Ulloa Rengifo y su sobrina Santos Maleny
Olivares cuando escucharon que alguien abrió la vieja puerta de lata que da a
la calle.
Era su sobrino Bagner quien
se acercaba a la habitación con paso firme y una pistola en la mano derecha.
“Siempre lo conocí como un
muchacho tranquilo, por eso le di trabajo en la ladrillera, me ayudaba, jamás
imaginé que fuera capaz de hacer una cosa así, ni siquiera sabía que tenía una
pistola escondida”, reflexionó Eulogio Ulloa con tono de desconsuelo.
Cuando llegó a la
habitación, golpeó la puerta de metal con fuerza para que le abran, pero nadie
le hizo caso. Furioso, dio la vuelta para meterse por la ventana.
Es en ese momento que
Eulogio sale de la habitación y corre en busca de ayuda. Como la vieja puerta
de metal estaba cerrada, se arrojó por la pared hacia los arbustos de la calle
y fue hasta la casa de su hija Deysi Ulloa Esquivel quien vive en la misma
cuadra.
“Creí que Bagner quería
matarme a mí y que no le haría nada a mi esposa Inés porque es su hermana, pero
cuando ya estaba con mi hija Deysi a punto de regresar a la casa escuché un disparo”,
recordó Eulogio Ulloa.
Al asomarse a su casa, la
puerta estaba abierta y al entrar encontraron tendida con la espalda al suelo a
Eloisa Inés Olivares. Bagner, su hermano, le había disparado un tiro en la
frente que le salió por la nuca.
Con ayuda de los vecinos y
la policía buscaron a Bagner Olivares y a su sobrina Santos Maleny, pero no los
encontraron. A lo lejos se escuchaban los gritos de una muchacha, pero estos se
perdieron sin que nadie logre descubrir de dónde provenían.
A la mañana siguiente, los
detectives registraron la casa y la habitación del fratricida encontrando
debajo de su cama varias botellas vacías de cerveza además de dos cajas: una
con balas y otra con varios cartuchos de perdigón.
“No sabía que escondía
esto, siempre nos pareció un muchacho tranquilo y trabajador, por eso mi
hermano (Eulogio) le permitió quedarse en su casa”, afirmó Wilfredo Ulloa ante
el descubrimiento.
Mientras la policía
inspeccionaba la casa del atentado criminal, el teléfono celular de Eulogio
Ulloa empezó a sonar. Era Bagner Olivares quien lo llamaba. Le contestó, pero
del otro lado del auricular el matón no respondió, sólo se escuchaba el
silencio. (Satélite)
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