Trujillano asesinó a su esposa en Chile

TRUJILLO.- Jhony Julio Carranza Vargas (45) acaba de ser encerrado en la cárcel de El Milagro por el delito de asesinato. En febrero del 2010, mató a cuchilladas a su expareja, Melva Rosa Morales Donayre, de 46 años, solo porque esta se negó a volver con él tras dar por terminada la relación. Carranza fue internado en la prisión ayer. Sin embargo, su estadía ahí es solo momentánea, digamos que está únicamente de paso, y no precisamente porque algún juzgado haya ordenado que lo suelten (situación que suele ocurrir a menudo aquí en Trujillo), sino porque será extraditado a Chile, donde cometió el crimen.

En efecto, Carranza aguardará en El Milagro su traslado al país del sur, así lo informó ayer el abogado de la parte acusadora, Jesús Cherre Benites, quien adelantó además que la extradición solicitada por la justicia chilena ya ha sido aprobado por las autoridades peruanas.

“Había una orden de captura a nivel nacional, y tanto la INTERPOL como la Policía de aquí lo estaban buscando. Ahora es solo cuestión de ajustar algunos trámites y nada más, porque la extradición es un hecho”, precisó el hombre de leyes.

Sobre el arresto, se sabe que la Policía sorprendió a Carranza en la calle Los Desamparados, Buenos Aires, cerca de la casa de su madre. Vivió ahí antes de irse a Chile a trabajar (es más, es oriundo de ese balneario) y ahí mismo se refugió tras asesinar a la mujer. Vino corrido de Chile, pensando que aquí, en su tierra, nadie iba a encontrarlo.

EXTREMA CRUELDAD

Carranza ejecutó a Melva Morales (también peruana, aunque nacida en Pativilca) el 5 de febrero del 2010. Según reportaron entonces los medios, Melva recién había celebrado su cumpleaños 46 con una amena reunión en su departamento de Santiago, en donde aprovechó además para contarles a sus amigos que el fin de semana viajaría a Perú a visitar a su madre, a la que no veía en mucho tiempo.

La noticia del viaje llegó a oídos de Carranza, con quien había terminado por sus celos patológicos. Cegado por la obsesión, el trujillano fue al domicilio de Melva para, según él, conversar.

“En ese momento ella estaba con Juan, su hijo mayor, quien justo salía a la calle. Entonces Carranza aprovechó que se quedó a solas con Melva para asesinarla. Lo hizo únicamente porque ella no quería regresar con él”, relató Carmen Donayre Buendía (76), madre de la víctima.

Una vez solos, y tras 30 minutos de acalorada discusión, Carranza se le fue encima a la mujer con un enorme y filudo cuchillo de cocina por delante, el cual se lo clavó sin piedad en distintas partes del cuerpo.

“La acuchilló en la cara, brazos y piernas. Él buscaba matarla a toda costa, pero mi hija luchó para salvarse, incluso en medio del infierno que vivía pudo timbrarle a mi nieto y pedirle auxilio… pero entonces Carranza le dio la estocada final”, añadió Carmen, al borde de las lágrimas.

Aquella estocada Carranza se la dio en el pecho. La punta del arma se hundió profunda en la piel de la mujer, a la altura del corazón, y acabó matándola.

HAGAN JUSTICIA

Una vez ejecutado el crimen, Carranza escapó de la escena, pero antes rebuscó en cada rincón de la casa el dinero de Melva. Se llevó hasta sus joyas. Y luego, ya fuera del departamento, cerró la puerta con llave para que nadie pueda ayudarla.

“Mi nieto, que había escuchado lo gritos de su madre por el celular, llegó corriendo a los pocos minutos y no pudo entrar. Se tardó varios minutos para hacerlo, y cuando por fin abrió la puerta, la encontró… ya muerta… ese hombre había matado a mi hijita”, recordó Carmen con amargura.

Desde entonces Carranza estuvo prófugo de la justicia. Se sabe que horas más tarde compró un boleto de avión para venir a Trujillo, donde permaneció oculto hasta el sábado, en que por fin le cayó encima la ley. Hoy, Carmen ha vuelto a revivir aquellos momentos de angustia, la herida sigue abierta para ella, en realidad nunca sanó. No obstante, el arresto del asesino es quizá un alivio en medio de tanto sufrimiento, aunque, tal como ella misma asegura, nada le devolverá a su hija.

“Ahora solo espero que las autoridades peruanas agilicen los trámites para que lo procesen allá, en Chile, donde fue sentada la denuncia. Es lo único que pido, porque el crimen no puede quedar impune”, finalizó.