Menor de edad asesina a mujer

LA LIBERTAD.- Un menor de 16 años asesinó a cuchilladas a una mujer para hacerse del dinero que esta había recaudado durante el día en su negocio, unas concurridas cabinas de internet. El joven homicida se ensañó con su víctima, le clavó varias veces la punta del arma en el cuerpo y en el rostro, y por último, para acabar de una buena vez con ella, le hincó el corazón.

Sucedió a las 10:30 p.m., en el 132 del pasaje La Virgen, en Virú, lugar donde vivía Elvi Rosalía Castillo Meléndez (68), la agraviada. Según informó la Policía, varios vecinos escucharon a esa hora los gritos desesperados de la mujer pidiendo auxilio, pero no se acercaron por miedo.

Tras recibir la alerta, los agentes de la comisaría llegaron de inmediato al lugar y trataron de entrar, pero la puerta estaba trancada. Entonces se asomaron a la ventana y vieron desde ahí al menor de iniciales D. N. I. Estaba sin polo y sin zapatos, a un costado del cadáver, nervioso, mirando a todas partes, tratando de encontrar alguna ruta de escape.

Cuando los uniformados le dijeron que abra, corrió hacia otra puerta que da a la calle de atrás, por lo que uno de los efectivos rompió la luna, le apuntó con su arma y le dijo que se quede quieto.

Minutos más tarde, cuando por fin entraron, vieron lo que el adolescente había hecho: Rosalía Castillo estaba al pie de la puerta, sobre un enorme charco de sangre.

Tenía heridas horrendas en todo el cuerpo, y también en las manos, señal de que trató de defenderse, de salvarse, de quitarle el arma a su atacante.

De acuerdo con la primera revisión del cadáver, el menor la acuchilló dos veces en el dorso, dos veces en la cara, a la altura del maxilar, una más en el hombro izquierdo, y tres en la nuca.

Asimismo, tiene un orificio enorme en el pecho, a la altura del corazón. Esta estocada fue mortal, aunque todas las heridas eran profundas en realidad, pero esta le alcanzó el corazón. Después, una vez muerta, el asesino sacó el arma y se la volvió a clavar en el hombro derecho. Lo hizo con tanta fuerza que la hoja del cuchillo se desprendió del mango y quedó incrustada en la piel.

Al interrogársele por lo ocurrido, no dijo nada, guardó silencio. Solo habló una vez, estando ya en la comisaría, y lo hizo para admitir que había cometido el crimen, aunque no dijo por qué.

Sobre los móviles, la Policía presume que fue para robarle el dinero a la mujer. Para ello aprovechó que Rosalía Castillo estaba sola en su vivienda, y esperó a que se vaya el último cliente para írsele encima. Y para que no lo denuncie, optó por matarla.