Lo asesinan a balazos

TRUJILLO.- A sus 16 años, Noemí Y. G. U. vive con el miedo helándole la piel. Al salir de casa, mira siempre alrededor para cerciorarse de que no haya nadie sospechoso en las esquinas, nadie que la aceche desde el cobarde anonimato, nadie presto a írsele encima y hacerle daño, desaparecerla, acabar con ella para siempre.

Lo hace desde que supo que la habían puesto en la mira, hace un par de meses atrás, y con mayor énfasis desde el domingo en la noche, cuando un sicario asesinó a balazos a Alindor Orlando Briceño Meza, su enamorado.

El asesinato de Alindor ha hundido en la tristeza a la muchacha, pero también le ha dejado una preocupación: que los asesinos de su pareja, aquellos hombres que le dispararon sin piedad, son los mismos que están detrás de las amenazas de muerte que ha venido recibiendo. Por ello sabe de lo que son capaces de hacer.

Según contó, Alindor se involucró fugazmente con otra chica de nombre Brunela que vive cerca de donde residen ambos, en el Alto Trujillo, y durante esa relación pasajera, aquella joven quedó embarazada.

“El año pasado viajé a Piura por espacio de cinco meses, y el tiempo que estuve allá, Alindor se relacionó con Brunela y la embarazó. Desde entonces, la familia de esa chica querían obligarlo a casarse, pero él no quería”, contó Noemí.

En efecto, a pesar de la insistencia de los padres de Brunela, Alindor Briceño se negó en todo momento a formalizar una relación con ella, puesto que había vuelto con Noemí, con quien además convivía.

Sin embargo, eso le valió una serie de amenazas de muerte que, al parecer, al final se cumplieron al pie de la letra.

Toribia Meza Baca, madre del fallecido, comentó que las amenazas eran constantes. “Le decían que iban a matarlo. A mí también me advirtieron lo mismo: la mamá de esa tal Brunela, una mujer de nombre María, fue varias veces a mi casa a decirme que iba a contratar a un sicario para matar a mi hijo si se seguía negando a casarse”, recordó la agobiada madre.

DESALMADOS

Pero las amenazas no solo eran para Alindor, sino también para Noemí, puesto que era un obstáculo más para el matrimonio que tanto anhelaba la familia de Brunela.

“A mí también me amenazaron. Dijeron que me iban a secuestrar para que me unten rocoto en mis partes y me maten, por eso tengo miedo, porque ya vimos de lo que son capaces de hacer”, sostuvo.

Por su parte, Toribia también teme que le hagan daño, por lo que pidió, a través de los medios, las garantías del caso.

“Si algo nos pasa, ellos serán los culpables. Esa familia ha mandado matar a mi hijo, estoy segura. Incluso días atrás lo agredieron, y también golpearon a mi esposo. Son unos asesinos”.

Asimismo, dijo que no parará hasta ver presos a los presuntos homicidas intelectuales, aquellas personas que contrataron al sicario para aniquilar a Alindor, es decir, a María, madre de Brunela, y un tal ‘Pajita’, padre de la chica.

“Espero que la Policía se encargue de ellos. No merecen estar libres, por eso no voy a descansar hasta que la justicia los castigue”, acotó.

ASESINADO A BALAZOS

Cabe recordar que Alindor fue asesinado el domingo en la calle 20 de Septiembre de Florencia de Mora, a eso de las 8:30 p.m., cuando se dirigía caminando a la casa de su hermana, tras haber estado tomando cerveza en su domicilio, en el barrio 2 del Alto Trujillo. Junto a él se encontraban sus otros hermanos, Francisco, Alan y Jair, todos mayores que él.

Una vez frente a la vivienda de su pariente, sucedió la inesperado: del inmueble del costado salió un delincuente apodado ‘Jasser’ y le metió varios balazos a quemarropa a Alindor.

Francisco Alan y Jair vieron la escena aterrorizados, pero nada pudieron hacer para ayudar su hermano, puesto que fueron obligados a correr, también a balazos.

Cuando el asesino por fin se marchó, volvieron para llevar a Alindor al hospital, y eso hicieron, pero el muchacha murió en el camino. Nada pudieron hacer los médicos por él.

Hoy su familia no solo vive con la angustia de haberlo perdido, sino también con aquel sentimiento de revancha que se les hace querer ver presos a quienes lo mataron.