JAPÓN.- Ingenieros japoneses aceptaron que la única manera de prevenir una catastrófica fuga de radiación desde un reactor dañado en la planta nuclear de Fukushima podría ser enterrarlo bajo arena y concreto, el método usado para sellar enormes filtraciones desde Chernóbil en 1986.
Esta es la primera vez en la que el operador de la instalación reconoce que enterrar el enorme complejo es una opción, una señal de que las acciones como arrojar agua desde helicópteros militares no están teniendo éxito.
Mientras tanto, casi 300 ingenieros se centran en intentar restaurar el suministro eléctrico que abastece a cuatro de los reactores.
“Si logran que ese suministro sea restaurado y que el agua avance con éxito al centro, muy lentamente de manera que no provoque una sola falla, deberían tener todo bajo control en los próximos dos días”, indicó Laurence Williams, de la University of Central Lancashire en Gran Bretaña.
De no ser así, los ingenieros han considerado seriamente enterrar la planta nuclear de Fukushima que ha elevado sus niveles de radiactividad de 4 a 5.
PANORAMA DEVASTADOR
La operación para evitar una fuga de radiación masiva ha opacado el aspecto humanitario de la crisis, la peor que vive Japón desde la Segunda Guerra Mundial, causada por un terremoto y un tsunami que arrasaron ciudades costeras y dejaron más de 6.539 muertos y 10.259 desaparecidos.
Unas 390.000 personas, incluyendo muchos ancianos que se quedaron sin hogar, enfrentaban temperaturas gélidas en refugios en las áreas costeras del noreste. Hay escasez de alimentos, agua, medicina y combustible para calefacción.
Asimismo, el país ha sufrido un éxodo de turistas, extranjeros y de muchos japoneses, que temen una explosión de material radiactivo.
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