TRUJILLO.- El domingo por la mañana, un homosexual fue encontrado
semidesnudo y muerto dentro de un rancho. Le habían clavado, sin piedad, un
verduguillo en el cuello.
Los vecinos, no terminaban de estremecerse con este
asesinato cuando amanecieron el martes con la escena de un vendedor de drogas
victimado de ocho balazos.
¿Acaso ambos crímenes tienen relación?
CERCA DEL MERCADO DE PAPAS
Los asesinatos ocurrieron en las inmediaciones del mercado
de papas: uno en el pasaje Los Ángeles y otro en la calle Prisma. Ambos fueron
crueles y ninguno tiene culpable.
Estas, sin embargo, no son las únicas coincidencias. A los
dos les arrancaron la vida en las primeras horas de la mañana y los dos seguían
como NN (No Nombrados) hasta el cierre de esta edición.
Lo único claro para la policía es que los dos crímenes
fueron cometidos con tal violencia que sólo dejan en claro un sentimiento de
venganza.
El primer asesinato se perpetró el domingo en la madrugada,
a las 5 a.m. para ser exactos.
Los comerciantes que caminaban rumbo al mercado de papas
para iniciar su trabajo divisaron el rancho ubicado en el pasaje Los Ángeles y
al asomarse descubrieron un cadáver fresco.
Se trataba de un conocido homosexual que yacía semidesnudo,
cubierto solamente con un buzo viejo y sucio.
Todos lo conocían, pero nadie sabía su nombre. Y así, sin
ser identificado, fue internado en la morgue del hospital Regional donde aún
permanece mientras se leen estas líneas.
La autopsia determinó que lo habían matado clavándole un
verduguillo en el cuello, a la altura de la yugular. La lesión acabó con su
vida en contados segundos luego de una larga y penosa agonía.
¿Quién y por qué lo mataron? Es un misterio. Los vecinos
juran que no vieron, no escucharon, no saben nada- No obstante, la policía cree que entre los drogadictos de la
zona está el criminal.
¿VENGANZA?
Pasaron exactamente dos días y el terror volvió a apoderarse
de los ya angustiados vecinos del Barrio Chicago.
“Chanfainita”, un conocido vendedor de drogas, conocido
porque vivía en la “Barraca”, un callejón de mala muerte que alberga a todo
tipo de parásitos sociales, yacía muerto.
La escena era espeluznante. “Chanfainita” estaba con la cara
besando al suelo, en medio de un charco de sangre, rodeado por los casquillos
de las ocho balas que acabaron con su vida.
Tan igual como en el caso anterior, los vecinos tampoco
vieron nada. Es más, tampoco escucharon los disparos de los asesinos.
Fue a las 6 de la mañana que los vecinos del sector El
Prisma encontraron el cadáver de “Chanfainita” frente a un fumadero ubicado en
medio de una chacra.
Para los detectives, los ocho balazos que atravesaron su
cabeza, su pecho, sus piernas, no solo evidenciaban un cruel ensañamiento, sino
que dejaban en claro que se trataba de una venganza. No se trataba de un robo pues a “Chanfainita” no le quitaron
nada, sólo su vida.
Aún vestían cuatro polos, dos buzos, y escondía entre sus
piernas la bolsa con 50 ketes de droga listos para vender.
Lo único que se sabe de este finado es que se llamaba
Santiago, había salido de prisión en marzo y tiene familiares en Lambayeque.
Todos en la calle Santa Cruz lo conocían, pero nadie sabe
por qué lo mataron, salvo una vecina que deslizó una sospecha. “Se decía que
tenía problemas con una banda llamada “Los Piscos” que también vende droga en
esta zona, son un grupo fuerte, no sé más”, dijo y calló.
La muerte del homosexual es investigada en la comisaría de
Ayacucho, mientras que la de “Chanfainita” es llevada por los agentes de la
Divincri.
Ambos casos son vistos por separados, aún cuando existe la
posibilidad de que uno sea consecuencia del otro.
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