Asesinado a balazos era ‘marca’

TRUJILLO.- El pasado condena a Bruno Matías Ruiz Campos (20), el individuo asesinado a balazos en el sector Los Pinos, La Esperanza. Según información policial, este muchacho era miembro de una peligrosa banda de ‘marcas’, incluso protagonizó un feroz tiroteo con las fuerzas del orden para que no lo arresten, tras el robo de 11 mil soles a un hombre de negocios que retiró el dinero del Mall Aventura Plaza.

Dicho episodio, que dejó el saldo de dos maleantes muertos, ocurrió en octubre del 2010. Los facinerosos interceptaron a tiros al empresario Clemente Piedra Nunja cuando se dirigía a su domicilio en Las Capullanas, con el bajo de billetes que hacía apenas unos 10 minutos había sacado del banco.

Tras hacerse de la plata, los maleantes huyeron en un Tico por la urbanización Mochica, donde la Policía les dio alcance.

Fue en la esquina de la avenida Pablo Casals con el jirón Valle Riestra donde los agentes localizaron el auto y les ordenaron a los ocupantes que se detengan; sin embargo, en respuesta recibieron una ráfaga de balas que, por suerte, no alcanzó a ninguno.

De esta manera se inició el intenso fuego cruzado que terminó con los dos delincuentes muertos. Ellos fueron identificados como Jhosber Uceda Blas, de 28 años, y Juan Sánchez Muños, de 39. Ambos cayeron abatidos, a pesar de que usaban chalecos antibalas.

SE SALVÓ, PERO…

Ruiz Campos, por su parte, aprovechó la confusión para escapar de la escena, sin embargo, poco tiempo después sería arrestado. En efecto, la Policía le cayó encima 10 de noviembre en la cuadra 15 de Manuel Cedeño, en La Esperanza.

Sobre su cabeza pesaba una orden de arresto firmada por el Segundo Juzgado Especializado en lo Penal. Su delito: robo agravado.

Al notar la presencia de los uniformados, Ruiz intentó escapar, pero no pudo hacerlo y fue reducido de inmediato.

De este ladrón se sabe además que fue procesado por el delito de tenencia ilegal de armas de fuego, y estuvo preso en El Milagro.

Su muerte, tal como informamos ayer, se produjo a escasos metros del colegio militarizado “Progreso Juvenil”, en La Esperanza. Había estado en una fiesta de “agua de socorro”, de donde salió a las 3:55 a.m. Dos cuadras más adelante, fue interceptado por un Tico del cual bajaron tres sicarios. En total le metieron cinco balazos, cuatro de los cuales le perforaron el cráneo. El otro le reventó el ojo.

Por el modo en que fue ejecutado, la Policía ha catalogado el caso como un severo ajuste de cuentas entre bandas.