Fuertes oleajes azotan balnearios

TRUJILLO.- Parece que la furia de la naturaleza, reflejada en el grave problema de la erosión costera, se hubiera ensañado con el balneario Buenos Aires, a tal punto de empezar a borrarlo del mapa costero.

Ya son tres los días que las humildes familias no duermen pues la irregular marea golpea rudamente durante las madrugadas y toma por asalto su preciado sueño. Sin embargo, si en los anteriores días la situación fue caótica, desesperante y trágica; lo vivido durante la madrugada de ayer alcanzó el nivel máximo de angustia y emergencia.

Parece que la desgracia, desinterés (de las autoridades) y las circunstancias naturales se confabularon contra las playas liberteñas y, con mayor furia, contra el sector sur de Buenos Aires.

Sin muro de protección, pues las olas ya destruyeron literalmente la totalidad de la construcción, las olas reventaron en el frontis de las viviendas e inundaron más de 50 casas, alcanzando una altitud de 20 centímetros desde la superficie.

Sillas, mesas, diversos electrodomésticos y varios ambientes de las endebles viviendas, se dañaron con el agua empozada. La gente busca, desesperada, aunque inútilmente la forma de evitar que el agua siga ingresando a sus inmuebles.

Luego de casi cuatro horas desde que se salió el mar, el Serenazgo municipal patrulla la zona afectada y entrega más sacos con arena. ¿Para qué? Ya es muy tarde. El mar continuará saliendo y volverá a amenazar las casas edificadas al frente de la ribera. El pueblo espera impaciente y con esperanza la solución definitiva para el grave problema de la erosión que nos está dejando sin playas.