2/14/2012


TRUJILLO.- Salió a trabajar y lo mataron a balazos. Ayer, a las 8:15 p.m. ,un sicario acabó, sin piedad, con la vida de Wilfredo Córdova Roncal (39), conductor de un colectivo negro, modelo Station Wagon de placa SOT 139, de la empresa de transporte “Horizonte Ecológico”, que cubre la ruta La Esperanza – Trujillo.

El asesino, a quien testigos del hecho describen como trigueño, alto, delgado, de pelos parados, aproximadamente de 23 años, se hizo pasar como pasajero para estar más cerca de su víctima y no fallar al momento de jalar el gatillo. Llevaba un canguro en el pecho.

Un testigo narró que el asesino abordó la unidad a la altura del paradero de esta empresa, ubicado en la Av. España, frente a la ex estación del ferrocarril. Fue el último en subir y se sentó en la parte posterior, sin levantar sospechas. Como el auto estaba en su máxima capacidad, el conductor se dirigió rumbo a La Esperanza.

Al llegar a la altura del puente San Isidro, ubicado en la cuadra 15 de la Av. Nicolás de Piérola, el asesino pidió bajar.

El conductor, Wilfredo Córdova Roncal, detuvo la unidad al costado derecho de la pista. El sicario bajó y se dirigió hacia donde estaba el conductor. Hizo el ademán de meter sus manos a los bolsillos, supuestamente buscaba sencillo. Cuando estaba a menos de un metro de distancia de su objetivo, sacó el arma que tenía escondido en el bajo vientre y disparó contra Wilfredo Córdova, sin darle ninguna posibilidad de reaccionar.

Fueron 4 disparos los que hizo el asesino. La primera bala terminó alojada en la parte posterior de su oreja izquierda. La segunda impactó en el corazón, la tercera en brazo izquierdo y la cuarta en la costilla. Una de estas balas atravesó los muslos de la comerciante Bethania Murrugarra Caro (40), hija del ex policía Miguel Murrugarra Angulo, ex integrante del Escuadrón de Emergencia, y se alojó en el fémur de su pierna derecha. Ella viajaba como pasajera en la parte delantera de la unidad, en compañía de su hija Yoselín Morales Murrugarra, (17), ex alumna del colegio Santa Rosa.

Luego el delincuente huyó internándose por un pasaje ubicado en esta misma cuadra.

Mientras tanto, momentos de terror y pánico vivieron los cinco pasajeros del colectivo. Los tres que se encontraban en la parte posterior salieron despavoridos, en tanto que Yoselín Morales ayudó a su madre Bethania a salir del colectivo. Ambas se sentaron en la vereda, en shock y asustadas por lo ocurrido.

Minutos después, una camioneta de la Policía Nacional del Perú, las trasladó al hospital Regional Docente de Trujillo. Bethania Murrugarra fue atendida de emergencia por los galenos de turno y en las próximas horas será operada para extraerle el proyectil que tiene en el fémur. .

Los balazos que atravesaron el corazón y la cabeza de Wilfredo Córdova Roncal, acabaron casi instantáneamente con su vida. Cuando la policía intentó socorrerlo, su corazón ya había dejado de latir. Decenas de curiosos rodearon el auto, observando el cadáver quien deja esposa y una hija. Se conoce que vivía, en Wichanzao – La Esperanza. Sus familiares optaron por el silencio y se mostraron recelosos ante los periodistas.

Dos horas después se hicieron presentes el representante de la Fiscalía y personal de criminalística, quienes examinaron el cadáver y determinaron que tenía cuatro orificios de entrada y cuatro de salida. Posteriormente trasladaron el cuerpo a la morgue central.

Por su parte, Ángel Trigoso, cuñado de la víctima, afirmó que su pariente no estaba metido en ningún negocio sucio y su muerte se trataría de una equivocación.

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